SANTO DOMINGO-NUEVA YOL CHIQUITO

Si nos ponemos a pensar en la gran cantidad de cosas que tenemos a disposición en estos días, sin duda alguna que no terminaríamos, es una lista bastante larga; El periódico, smartphone’s, la TV por cable, el cine, la temporada invernal de beisbol, El metro, taxis amarillos (pollitos), la catedral primada, la zona colonial, centros comerciales, Louis Voitton, Cartier, el Teatro, bares de moda, torres (rascacielos)…¡que ola de modernidad!, en definitiva la ciudad de Santo Domingo se esta convirtiendo con todos sus defectos y con sus atributos en NUEVA YOL CHIQUITO.

Mucha gente diría que aun tenemos un alto nivel de criminalidad (he sido víctima de eso y lo digo literalmente), que no recibimos una educación y servicios de salud al cien por ciento, que los precios de la canasta familiar estan en las nubes, la gasolina subió el fin de semana y otros problemas básicos de nuestra sociedad, pero, acaso otras ciudades del mundo y con gran desarrollo están exentas de eso?, mucho, poco o nada, estas cosas pasan en todos los lugares del planeta.

 Lo que si debemos procurar día tras día es educar con mas esfuerzo y sacrificio a nuestros hijos y enseñarles el gran camino que hay que recorrer con sus altas y bajas, ahí es donde radica el que tengamos a nuestra disposición todas las comodidades de las que disfrutamos hoy en día, sin sentir remordimiento por  ser  un país en vías de desarrollo, es asi de claro, no podemos acomplejarnos por el simple hecho de tener todas estas cosas y no estar al nivel de países como Francia, Inglaterra y USA.

En fin, ¿estas cosas elevan nuestro ego y cambian nuestra forma de pensar a tal punto que nos olvidamos que somos un país tercermundista?, tal vez si o no, el ego depende del tipo de persona y en definitiva estas cosas cambian nuestra forma de pensar, en mi opinión creo que cada cosa nueva que experimenta la ciudad debemos aprovecharla y explotarla en su justa medida y de manera positiva, porque son las vías que nos encaminaran hacia un desarrollo sostenible y permanente del que gozan otros lugares del mundo.